La montaña nunca se acaba



Texto de Arturo Hernández Alcazar 


Es una larga conversación de muchas anécdotas y encuentros que al mismo tiempo es un camino que aún comienza y que se da, justamente en las veredas de hacernos preguntas.


La extracción es el núcleo de un problema que cobra la forma de un monstruo de mil cabezas y tentáculos. Solamente entre varios se puede intentar amansar esa bestia.


Lo primero que se asomó desde la carretera fueron los jales. Unas montañas que no deberían ser, que son la acumulación de tierra removida en los procesos de extracción de carbón y otros materiales. Estamos llegando a Monclova, la planta de aceros de México es una mancha negra en el mapa satelital. Los jales de golpe parecen montañitas pero de inmediato algo en su acomodo resulta artificial. Aunque han sido tomadas por arbustos y hierbajos que le crecen, son uniformes y están rodeados de caminos aplanados por máquinas que van aumentando el tamaño de esas cordilleras que son los jales, montes que no deberían estar ahí.


Un viaje de paradas continuas, búsqueda en mapas, registros, muestras, algunas veces conversaciones con cuidadores, trabajadores, guardias.


Las pesquisas para elaborar algo que pensé hace tiempo como Arquitecura Forense; una búsqueda crítica y en el camino, en el mapa y en terreno, sobre el origen de los materiales de la construcción y las marcas que son la mina, la pedrera, el yacimiento, la montaña, los jales, cráteres y huecos, escrituras de la sobreexplotación de los materiales y teritorios.


Forma invertida de la arquitectura: la oquedad en el territorio.


Extracción, extracción, extracción.




No sólo los escombros de su constante y sistemática construcción-destrucción, sino también los pedazos de mundo de los que se hace la arquitectura.


“La arquitectura no es otra cosa que un lugar que se construye con pedazos de otros lugares.” 



Llegar a estos lugares, poner los pies en el terreno, escuchar. La mirada se convierte en su potencia; potencia de imagen, potencia de eso que será leído en el futuro y se proyecta desde él, potencia que desentierra los sedimentos de más allá de nuestra pequeña era. En ese en medio se fuga y se fija la mirada, en eso que ya no es y que probablemente será. Una lengua muerta del futuro, una lengua muerta que aún no se habla pero se habló.


Los jales: Montañas que no eran y que no serán. ¿Falsos gigantes en constante erosión o desvíos que proyectan accidentes incomprensibles en la topografía del futuro?




Los huecos: bocas abiertas de donde emana agua y minerales.


Entorno- paisaje – recurso – material – valor





La marca del progreso, la aceleración de su trazo, la propagación de vacíos y huecos en la corteza terrestre.


La línea recta




Una arquitectura que se sitúa no en la construcción ni en la proyección sino en su crítica retrospectiva.


Geoformas – arquiformas – antropoformado




Un monstruo de mil espaldas.








Collage realizado por Angélica Chávez




Esta página fue realizado con el apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC), a través de la vertiente Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2021.